miércoles, 17 de marzo de 2010

Las emociones

Paradigmoterapia.
Pablo G Delgado Rannauro.

Las emociones

Era un tiempo diferente al de hoy, pero la misma edad de las personas. Me refiero a cuando tenía la edad que hoy tiene mi hijo, por lo tanto, yo ya viví el tiempo que él tiene ahora.

Trataré de dar explicaciones de nuestro comportamiento. Nos debemos a nuestras emociones que en primera instancia son modeladas por padres, hermanos mayores, maestros, patrones, gobernantes, sacerdotes y pastores.

Para todo tenemos tiempo, para nacer, para crecer, para aprender, para estudiar, para jugar, para divertirnos, para amar, para entristecer, para alegrarse, para ganar, para perder, para trabajar, para viajar, para limpiar, para sembrar, para cosechar, para cansarnos, para descansar, para dar gracias, para ordenar, para obedecer, para servir, para ayudar, para enmendar, para perdonar, para pagar, para cobrar, etcétera.

Tenemos muchas actividades todos los días y alguien las maneja, quiero decir que nuestro cerebro es el motor, la mente es el conductor y la vida es el camino. Tal vez estoy para fraseando, pero ¿Quién da el combustible para que caminemos el tiempo de las emociones?

Las emociones son manipuladas por los hechos, es fácil decir: Hubieras manejado esto así o de tal manera, pero la realidad es otra, decía mi tío para el ansia la calma, me pregunto ¿Quién nos da la mecha? ¿Nacemos con un sello genético? Algunos tenemos la mecha corta, otros la tienen larga para controlar las emociones.

La religión puede ayudarnos a controlar las emociones. La psicología, la filosofía, y también el control mental ayuda. Pero ¿Cuál es la realidad? La sociedad es imperfecta, por ejemplo, en la casa no nos ayudan a controlar a un maestro pedante como los describe Fernando Sabater, aquellos que se ofenden por la ignorancia del alumno, cuando precisamente le pagan para erradicarla ¿Qué tipo de emociones tiene un alumno cuándo se encuentran con un profesor pedante? Pues de frustración, sí, esa frustración que provoca una angustia que raya en pánico, que es lo más terrible de una emoción.

Ahora que me pongo a reflexionar sobre ello, habría que buscar una receta para controlar las emociones, es un tema complicado porque no vemos a quien nos diga por dónde es el camino.

Estamos como pueblo escasos de líderes, queremos que nos lleven de la mano, que con hechos nos demuestren el poder conseguir la felicidad, apartándonos del mal y buscando el bienestar.

Queremos lideres que nos motiven a salir del retraso que tenemos en todos los aspectos, social, moral, económico, espiritual y de identidad.

Hablando de dichos un individuo motivado, jamás estará cansado. ¿Quién podrá motivarnos? En la casa, los padres, en la escuela los profesores, en el trabajo el patrón, en la calle el gobierno, en lo económico el ahorro, en lo espiritual el sacerdote o el pastor.

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